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El mundo de la belleza interior

October 6, 2006

El país de la belleza interior…

 

En un reino muy cercano, al menos en sentido figurado, se daba una situación muy curiosa que alteraba la condición humana como en ningún otro lugar se ha dado o se podrá dar en muchos eones. Las personas eran como lo eran sus almas; lo que llevaban por dentro lo enseñaban por fuera. No existían confusas máscaras ni bellos antifaces que escondían lo que no se quería mostrar. 

La persona que era negra como el carbón por dentro, lo era por fuera;

El avaro, tenía pinta de avaro, que para desgracia de los miserables de nuestro mundo, pueden ser imaginados como lo son aquí: feos, con la nariz larga, delgada y seca como los palos;

El ladrón llevaba escrito en su cara lo ladrón que era y en sus manos que eran pequeñas y sutiles mostraba las habilidades necesarias para desempeñar su oficio;

El que se interesaba más por lo ajeno que por su propia vida, llevaba unas orejas enormes casi paquidermos impidiéndole entrar en un callejón sin rozar las paredes con tales artefactos;

Continuando con un largo e interminable surtido de monstruos imposibles de ocultar.

 

Toda la gente bondadosa, buena, sincera, trabajadora… era poseedora de una magnifica sonrisa, una bella mirada, un porte angelical. En resumen, un dechado de bonanzas, además de estar coronados por una luminosa aureola.

 

Como suele suceder en la hermosura: el bello no quiere dejar de bello y el feo quiere empezar a serlo. En esta nación imaginaria, los menos dotados llevaban las de perder, como en otras partes. Con una única diferencia, aquí, nadie podía alterar su naturaleza externa sin cambiar su naturaleza interna. Era muy difícil, sin embargo no imposible conseguirlo. Aunque no pocos tramposos se quedaban en el camino.

Por qué?

Fácil:

El político, individuo de boca grande, toda la fuerza se le iba por ella, y labios endebles apenas capaces de contener su verborrea, sólo sabía ganarse la vida como lo llevaba haciendo por años de engaños y medias mentiras;

El banquero acostumbrado a estar sentado sobre montones de dinero, no podía mover su obeso culo hacia otro lugar o al menos eso sugería;

Tampoco a esto se escapaban los curas ateos;

Los policías corruptos, de puños de hierro y pies de acero;

Los incansables esclavos del trabajo que dormían bajo el mostrador o en los sótanos de sus respectivas empresas…

Tantos ejemplos, individuos inmovilizados en sus propias ideas.

 

El final cercano de esta historia hace que pasemos directos al final:

Nadie conocía el porque de la belleza de los guapos y guapas ni tampoco sabían las razones de la existencia de la fealdad en sus portadores.  Simplemente así era…

 

 

Pd: borrador de algo que puede llegar a ser

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2 Comments
  1. lluna permalink

    Me dejas quedarme…con la gente trabajadora….bondadosa que poseen una gran sonrisa…? je je je lo de la aureola….tgo que mirarmelo….je je je .
     
    PD. Aprovechop hoy…que tengo el ego subido…..je je je besitos

  2. gina permalink

    a mi eso me gustaria que fuese verdad,no me engañarian nunca,hay quien sabe disfrazarse muy bien y detras de una enorme sonrisa esconden rencor envidia te quieren hacer creer que buena persona,y de eso nada,me gustaria tener la direccion de ese pais,,,bueno la otra cara de la moneda son esas personas que no tienes que ver para saber como son.solo hay que leerlas,si quieres ver una,coje un espejo,pienso que veras una persona que vale la pena,un beso,buenas noches 

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